jueves, 31 de mayo de 2007

Las manos mágicas

En Estados Unidos, el método japonés que utiliza la energía para sanar enfermedades físicas y mentales ya es una práctica común dentro del sistema hospitalario tradicional. En la Argentina, comienzan a utilizarlo tímidamente.

El método de sanación oriental comenzó a ser utilizado hace 90 años, pero recién hace poco fue aceptado por una parte de la comunidad médica occidental

Por Lucía Bertotto. De la Redacción de Clarín.com 31 de mayo 2007

Cuando tenía 55 años, en 1920, el japonés Usui Mikao aprendió en el monte Kurama de Kioto la forma de canalizar la energía universal con fines terapéuticos. Denominó al método Reiki y comenzó expandir sus conocimientos iniciando a otros Maestros. En 1938 uno de sus discípulos, Chujiro Hayashi, inició a la norteamericana Hawayo Takata, quien importó a Occidente el método de sanación oriental, que poco a poco, comienza a integrar las rutinas de médicos y enfermeros en el cuidado diario de sus pacientes como complemento de los tratamientos tradicionales. Hoy, en Estados Unidos, al menos quince hospitales están inscriptos en el website Reikiinhospitals.org.

Anne Giblin, enfermera del CentraState Medical Center, uno de los centros de salud que ofrecen el servicio, asegura a Clarín.com que tanto sus colegas, como los terapistas ocupacionales y un grupo de voluntarios, aplican cotidianamente el Reiki en enfermos cardíacos, oncológicos, psiquiátricos y en las unidades de cirugía. Los pacientes internados no deben pagar un abono extra por recibir la sanación, pero sí los ambulatorios, para quienes la media hora cuesta 35 dólares. Según Giblin, los resultados son sorprendentes. "Es notable cómo logra reducirles el dolor, la ansiedad y el nivel de estrés. En algunos casos los pacientes se recuperan más rápido y los que no han podido recuperarse nos cuentan que, al menos, tienen paz en sus mentes. Es por eso que la práctica se extiende más y más", comenta Giblin. Y agrega que, al igual que en muchos otros hospitales, en el CentraState algunos médicos lo aprueban mientras que otros todavía necesitan ver más pruebas clínicas para creer en sus virtudes sanadoras.

Pese a las críticas y los cuestionamientos, la tendencia se expande también en otros países, como Canadá, donde aunque no está incluido formalmente en las rutinas de los enfermeros, los hospitales permiten libremente el acceso de voluntarios reikistas para que atiendan a enfermos de cáncer y de sida.

En la Argentina

En el sistema hospitalario argentino, la práctica oriental comienza a dar tímidamente sus primeros pasos. Son varios los médicos que aprueban su uso, entre ellos Alberto Cormillot. "Se ha encontrado que, en algunos casos, el Reiki tiene un efecto terapéutico demostrado y, en otros, pone al paciente de mejor humor para recibir el resto del tratamiento. En ambos casos, es bienvenido porque puede ser de mucha utilidad para el acompañamiento de enfermedades crónicas, que implican un importante sufrimiento psicológico. No como otras terapias alternativas que son supercherías, como el irisdiagnóstico o la terapia con imanes o con colores, que no resisten el menor análisis", comenta Cormillot a Clarín.com.

El médico vaticina que en algún momento el Reiki se implementará formalmente en los hospitales argentinos, aunque cree que a diferencia de la rapidez con la que avanza la terapia en Estados Unidos, la inclusión en el país será más lenta porque los médicos locales tienen una formación académica exclusivamente occidental. "En toda la carrera universitaria no se incluye el manejo de los pacientes crónicos ni su fortalecimiento espiritual o anímico. Las residencias refuerzan el manejo de la medicina occidental basado en la evidencia. Pero, de todas maneras, hoy en día también se le da valor a la medicina fundamentada en la experiencia y en la observación. Las disciplinas orientales van ganando lugar", asegura Cormillot.

Ricardo Murillo, un Maestro reikista que suele tratar pacientes de todo tipo manifiesta a Clarín.com que, en un principio, la recepción en los hospitales solía ser complicada porque se topaba con muchas barreras de parte de los profesionales de la salud. Debía entonces trabajar desde la oración o con el método de Reiki a distancia. "Pero hoy, si los familiares del paciente se lo piden a los médicos, el reikista puede ingresar tanto en las habitaciones comunes como en las terapias intensivas de cualquier hospital. Incluso en los que tienen una concepción sumamente rígida y ortodoxa de la medicina. Existe un permiso cómplice de médicos y enfermeros. Siempre me dejan pasar diciéndome: 'Usted haga lo que tenga que hacer, que nosotros seguimos con los controles'", asegura Murillo.

Marina Costanzo, de 27 años, estuvo internada durante seis meses por un politraumatismo ocasionado en un accidente automovilístico. Recibió Reiki una vez por semana, tanto en terapia intensiva cuando se encontraba en estado comatoso como en la etapa de rehabilitación. "Lo que más recuerdo eran las charlas que tenía con el reikista. Me hacían bien, eran totalmente distintas a las que tenía con los médicos y los enfermeros. Me hacían olvidar lo que me estaba pasando en el cuerpo para centrarme en el futuro, en cómo iba a ser mi vida una vez que saliera del hospital. En la mayoría de las sesiones me quedaba dormida, me tranquilizaban mucho", comenta a Clarín.com.

"El Reiki cumple complementariamente una atención personalizada y brinda una contención especial. Cualquier persona que está internada está asustada. Si se le infunda tranquilidad y se habla de sus temores, automáticamente la persona que está en estado de turbulencia se conecta con la serenidad. Lo primero que se debe hacer es enseñarle a respirar para que se relaje", explica Murillo, que al igual que Cormillot, tampoco tiene dudas de que en algún momento la disciplina será incorporada formalmente.

Como ejemplo de esta apertura, el 9 de junio comenzará a dictarse en la Argentina el primer curso de Reiki para médicos. Gloria Witche, maestra reikista que con 35 años de experiencia estará a cargo de las clases, considera que gradualmente los médicos comienzan a aceptar que la energía es lo que mueve al individuo y que el Reiki puede ser un perfecto complemento para la medicina tradicional.

De cómo se iluminó Mikao Usui


Mikao Usui nació en 1865 en el pueblo japonés Taniai-Mura (hoy Miyana- Cho). Pasó su infancia en el Monasterio Tendal y cuando cumplió 27 años se convirtió al budismo Shingou. Fue profesor en la Universidad Cristiana "Doshisha", de Kioto, hasta que un alumno le preguntó que si creía en el poder de sanación de Jesús. Mikao contestó afirmativamente, pero no supo explicar cómo se llevaban a cabo los pequeños milagros, aunque estaba seguro de que eran técnicas que podían ser aprendidas. Dispuesto a averiguarlas abandonó su cargo y emprendió una serie de viajes a Estados Unidos, India, Nepal y China hasta que regresó a Japón. Se recluyó en un monasterio zen y en un antiguo texto de un discípulo de Buda encontró los símbolos curativos. Después, partió al Monte Kurama, en Kioto, para dedicarse a meditar durante veintiún días. El último día se iluminó y comprendió el significado de las escrituras que había leído. Además, aprendió la capacidad de transmitir el conocimiento. En 1922 fundó la Sociedad Usui Reiki y por atender a los sobrevivientes del terremoto de Tokio en 1923, su método adquirió prestigio nacional. Fue condecorado por el Emperador Meiji y falleció el 9 de marzo de 1926, cuando tenía sesenta y dos años.

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