Lunes 30 de abril de 2007
Noticias Ciencia/Salud Nota LA NACION
Se eliminarán en el país las grasas malas para el corazón
Es una iniciativa de la OPS en la región
Esta vez, la Argentina se mantuvo firme ante las dudas de otros países americanos: hay que eliminar -y no reducir- de los alimentos grasas dañinas para la salud que, una vez en el organismo, elevan el riesgo cardíaco.
Así es como, desde el jueves último, nuestro país adhiere al documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que crea un grupo de trabajo regional para "eliminar virtualmente toda la producción y el consumo de las grasas trans producidas industrialmente", como lo resume el segundo de los seis puntos que dan cuerpo a las conclusiones.
"Aunque cada país de América latina responderá a esta iniciativa según su realidad, todos coincidimos en que las enfermedades crónicas, que antes eran de los ricos, ahora también las sufren los pobres... Y esto se debe a la epidemia de obesidad por el aumento del consumo de comida chatarra [rica en ácidos grasos trans]", señaló ayer a LA NACION vía telefónica desde Washington el doctor Marcelo Tavella, director del Programa de Prevención del Infarto (Propia) de la Universidad Nacional de La Plata.
Para el representante argentino en el grupo de trabajo, "era hora de que la OPS tomara una iniciativa como ésta", y en cuanto a la participación de la Argentina opinó que "es muy favorable que se convoque a una universidad a discutir el tema y a los que tenemos tanto camino recorrido en esto". Claro que esa invitación no fue azarosa: el Propia trabaja desde hace años para lograr que en nuestras mesas haya alimentos más sanos.
De hecho, con la ayuda de las intervenciones que promueve el Propia y según datos extraoficiales, nuestro país disminuyó desde 2006 un 40% la producción industrial de grasas trans. Es decir que de una producción anual de 300.000 toneladas de grasas derivadas de la hidrogenación de los aceites vegetales utilizados para elaborar panes, galletitas dulces y saladas, salsas de ensaladas, facturas, comidas rápidas, barras de cereales y golosinas, entre tantos otros alimentos de consumo masivo, se pasó a 180.000 toneladas.
Este dato, sumado a experiencias con resultados concretos, como la de la Cooperativa Obrera de Bahía Blanca, que desde 2006 elabora el primer pan anticolesterol, es decir, libre totalmente de grasas trans, al mismo precio que el pan tradicional, despertó asombro entre los asistentes y la felicitación del doctor Walter Willet, pionero estadounidense en la investigación sobre esos ácidos grasos.
Willet dirige el Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y su más reciente hallazgo es una relación entre la obesidad y el consumo de estas grasas dañinas, que aumentan el colesterol LDL o "malo" y reducen el nivel del colesterol HDL o "bueno".
Cálculos saludables
Luego de un almuerzo libre de grasas "malas", según precisaron fuentes de la OPS, el doctor Dariush Mozaffarian, otro reconocido científico de Harvard, precisó los beneficios que obtendrán los países que opten por reemplazar las grasas trans por aceites alternativos, como el de girasol de alto oleico.
Según indicó, reducir un 2% (4,5 gramos) el consumo diario de grasas trans -etiquetadas bajo el nombre "aceite vegetal parcialmente hidrogenado"- evitaría la muerte de entre 30.000 y 130.000 personas en América latina. Y si esa reducción fuera del 4% (9 gramos), se estima que podrían salvarse entre 62.000 y 225.000 personas.
Actualmente, la alimentación promedio puede cruzar la barrera de los 5 gramos de grasas trans por día, mientras que una porción de papas fritas puede alcanzar los 8 gramos. Y "si a la grasa saturada de la carne vacuna consumida en el país le sumamos los productos hidrogenados, es razonable considerar que la alimentación tiene un papel primordial en la morbilidad y mortalidad por aterosclerosis", señala un documento del Propia.
La iniciativa de la OPS insta a que los sistemas científicos inviertan recursos en la obtención de nuevos sustitutos alimentarios y a que la legislación castigue a las empresas que no cambien el contenido de sus productos. "Estamos seguros de que son grasas tóxicas para la salud: la evidencia de su efecto hipercolesterolemiante es contundente", sentenció Tavella.
Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION
1 comentario:
GRASAS TRANS… SI SE PUEDE CON ESTE TEMA TAN REDITUABLE PARA LAS INDUSTRIAS…. ME DA ANIMO A PENSAR Q SE PUEDE SEGUIR TRATANDO DE INSISTIR CON LA POBLACION PARA UNA ALIMENTACION MEJOR.
PATRICIA
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