Determinan cuáles son los circuitos neuronales involucrados
Miércoles 24 de octubre de 2007 Publicado en la Edición impresa La Nacion
El descubrimiento se publica en Nature
La tendencia tan humana de mirar hacia el futuro con optimismo descansa en lo profundo del cerebro, afirman investigadores de la Universidad de Nueva York, Estados Unidos, que identificaron una red de circuitos cerebrales que se activa cuando nos imaginamos viviendo una vida larga, sana y plena de logros. "Comprender el optimismo es crítico, ya que se lo relaciona con la salud física y mental. Por otro lado, una visión pesimista está correlacionada con la gravedad de los síntomas de la depresión", declaró la profesora Elizabeth Phelps, directora del laboratorio de la Universidad de Nueva York donde se realizaron los experimentos cuyos resultados publica hoy Nature . El equipo de Phelps sometió a un grupo de voluntarios a estudios de resonancia magnética funcional para examinar sus cerebros mientras se les pedía que se imaginaran a sí mismos en futuros eventos como "ganar un premio" o "terminar con una relación amorosa". "Cuando los participantes imaginaban circunstancias positivas, se detectaba una mejora de la activación en el cíngulo anterior y en la amígdala, que son las mismas áreas cerebrales que parecen funcionar mal en la depresión", dijo el doctor Tali Sharot, principal autor del trabajo, que actualmente realiza un posdoctorado en el University College London, en Gran Bretaña. "Los participantes más optimistas mostraban una mayor actividad en esta región al imaginar eventos futuros positivos", agregó el doctor Sharot. "Nuestros resultados sugieren que mientras el pasado está cerrado, el futuro está abierto a interpretación, lo que permite a las personas tomar distancia de posibles eventos negativos y acercarse hacia aquellos que son positivos", declaró Phelps por su parte. Implicancias terapéuticas "Si bien muchos aspectos de las emociones suceden de forma espontánea, en los útlimos años se ha descubierto que las reacciones emocionales interactúan con otros procesos cognitivos más organizados y planificados (nuestros pensamientos, nuestras intenciones, nuestros planes, etcétera), de modo tal que estos últimos pueden modificar el curso de la respuesta emocional -comenta el doctor Fernando Torrente, jefe de Psicoterapia Cognitiva del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco)-. Por supuesto la interacción es de doble vía, y nuestra emociones a su vez guían y condicionan nuestras decisiones y acciones." Estudios previos habían hallado que el cíngulo anterior se encontraba involucrado en la regulación de las respuestas emocionales. Este nuevo trabajo sugiere que en los individuos sanos esta región cerebral ayudaría a integrar y regular la información emocional y autobiográfica, permitiendo generar una visión positiva del futuro. "Desde el punto de vista terapéutico, este trabajo tiene implicancias muy interesantes, pues refuerza la idea de que el modo en que pensamos e interpretamos nuestra realidad se conecta directamente con nuestras vivencias emocionales, y modificando la forma en que pensamos podemos mejorar nuestra experiencia emocional -dice Torrente-. Esto definitivamente apoya la concepción subyacente en los diferentes tratamientos psicoterapéuticos, y en especial los tratamientos basados en la teoría cognitiva. En efecto, según este enfoque, la clave para mejorar diferentes alteraciones emocionales es modificar los pensamientos negativos disfuncionales que las sostienen. O sea que la psicoterapia puede modificar la forma en que funciona nuestro cerebro."
El descubrimiento se publicó en Nature
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