En los últimos meses la producción de miel en numerosos países se ha visto mermada por la muerte masiva de abejas
Virus, hongos, pesticidas, o razones multifactoriales, especialmente relacionadas con el cambio climático, son algunas de las explicaciones que se dan a lo que se denomina 'despoblamiento de colmenas', un problema apícola de alcance mundial. EE.UU., Italia, España, Francia o Argentina son algunos de los países que han visto cómo decaía la población de abejas y, en consecuencia, la producción de miel.
A finales de 2006 empezó en EE.UU una de las mayores disminuciones de las colonias de abejas (hasta dos tercios de la población), que se vieron afectadas por el síndrome conocido internacionalmente como 'Colony Collapse Disorder' (CCD), ("síndrome de desaparición de las colmenas").
La pregunta en esta y otras partes del mundo es la misma, ¿cuál es la causa de la desaparición de las abejas de miel?
Colmenas sin abejas, y sin miel
Durante el invierno 2006-2007, algunos apicultores empezaron a tener pérdidas del 30% al 90% de sus colmenas
El fenómeno de despoblamiento consiste en la disminución del número de abejas en las colmenas sin causa aparente. La masiva desaparición de abejas obreras acaba con la muerte de la colmena porque, en el viaje hacia la búsqueda de comida, no vuelven al hogar. ¿Qué es lo que ocurre a medio camino? A mediados de 2007, las investigaciones llevadas a cabo en el Centro Regional Apícola de Marchamalo, en Guadalajara, dependiente de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha, detectaba la presencia, en abejas de España y de Europa, del parásito 'Nosema ceranae', un hongo unicelular que se ha adaptado a las células de la productiva abeja 'Apis mellifera'. Hasta entonces, 'Nosema apis' era la que llevaba siglos viviendo en equilibrio con las abejas europeas y americanas sin causar graves daños.
Según datos de la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos(COAG), la cabaña apícola española perdió cerca de un 6% de su censo de colmenas por el síndrome de despoblamiento. Actualmente, el sector apícola español tiene un censo de unos 2,3 millones de colmenas que gestionan 23.500 apicultores, y la producción de miel se sitúa, según la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), en más de 30.000 toneladas. En Italia la población de abejas cayó casi un 50% en 2007. Los expertos lo atribuyeron a la combinación de condiciones climáticas inusuales con el uso creciente de insecticidas, responsable de la destrucción de los campos en los que las abejas buscaban néctar y polen. En EE.UU., las cifras indican una desaparición, durante el mismo año, de entre el 60% y el 70% de las abejas.
A mediados de 2007, el Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura estadounidense (USDA) ya advertía que los apicultores deberían hacer «frente a un problema serio en 2008» en cuanto a la desaparición de abejas. Por ello, cuenta con un plan de acción para investigar la desaparición de abejas que iniciaba la investigación centrándose en cuatro causas posibles, como la aparición de nuevos patógenos, nuevas plagas y parásitos y el uso de pesticidas. Los expertos se centran en determinar si puede hablarse de una sola causa o si, por el contrario, es necesario realizar un análisis que combine varias de ellas.
Respuesta genética
En una investigación realizada por expertos del USDA, de la Universidad Estatal de Pensilvania y de la Universidad de Colombia publicada en septiembre de 2007 en 'Science' se demostraba la correlación entre la desaparición de abejas de miel y un virus llamado 'virus israeliano de la parálisis aguda'. En una evaluación genética de abejas de miel recogidas de 30 colonias con CCD (síndrome) y 21 sin CCD de EE.UU., los expertos han identificado los patógenos a los que han estado expuestas las abejas mediante la tecnología de secuencia de alta rendimiento, que permite un análisis detallado del ADN de todos los organismos, bacterias, hongos y virus presentes en abejas.
De la investigación se desprende que el único patógeno encontrado en casi todas las muestras con CCD fue el virus israeliano de la parálisis aguda (IAPV), transmitido por el ácaro varroa y localizado en el 96,1% de las muestras. La primera vez que se detectó este virus se hizo en 2002 en colonias de abejas de miel de Israel. Los responsables del estudio aseguran que no puede afirmarse que IAPV sea «la causa de CCD», aunque sí existe una «fuerte correlación».
SABORES CON MIEL
De la salud de las abejas depende, además de la producción de miel, la producción de otros muchos alimentos con 'sabor a miel' (dulces y helados, entre otros). La muerte de buena parte de esta población amenaza también la producción de otros alimentos, como la de algunas empresas que reconocen que buena parte de la producción de sus alimentos dependen de la polinización de las abejas. La tercera parte de los alimentos que se consumen proceden de plantas o árboles que necesitan la 'Apis mellifera', una de las abejas más 'trabajadoras', para desarrollarse.
Frutos secos, manzanas, calabazas o girasoles son algunos de los alimentos cuyos cultivos dependen en gran medida de las abejas para la polinización de sus flores. Según el Servicio de Investigación Agrícola estadounidense (ARS), las abejas de miel polinizan más de 130 cultivos en EE.UU. La calidad de la miel dependerá en gran medida de las plantas de las que procede el néctar recolectado por las abejas. Según la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el color de la miel (que va de más clara a más oscura) le confiere también un determinado sabor; cuanto más oscura, generalmente el sabor es más fuerte y con alto contenido mineral.
Marta Chavarrías
Fecha de publicación: 27 de febrero de 2008
http://www.consumaseguridad.com/sociedad-y-consumo/2008/02/27/174879.php
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